“Hola, mi nombre es Anónimo Hernández, soy un escritor malo. Mis libros favoritos son Cien años de sobriedad y La muerte de Abstemio Cruz. Me preocupa el calentamiento global, que las librerías se hayan convertido en supermercados y que los editores queden reducidos a gerentes de la Literatura. Como autor, me encantan las reiteraciones y las cacofonías. Sin embargo, estoy contento porque mi falta de talento me libra del esfuerzo por las cúspides y me gana el escribir lo que me da la gana. Estos Apuntes van dedicados al lector, para que ría a pierna suelta”.
Anónimo Hernández, es el pseudónimo con el que Mauricio Bares se desdobla en una actitud crítica hacia todo el mundillo literario tan socorrido de esnobismos, actitud que caracterizó también el aliento, hace dos décadas, de una generación de jóvenes escritores que rompieron con las rígidas estructuras de la literatura mexicana para darle el vuelco más significativo de los últimos años.
Carlos F. Márquez, La Jornada, México.
Mauricio Bares. Ciudad de México, 1963.
Autor de la novela corta Streamline 98 (Nitro/Press, 1997), y de los libros de cuentos Sobredosis (Nitro/Press, 2002), Ya no quiero ser mexicano (Nitro/Press, 2011), La vida es una telenovela (Atemporia, 2007), Apuntes de un escritor malo (Nitro/Press, 2009), y de Posthumano (Almadía, 2007; finalista en el Premio Anagrama de Ensayo, 2006). La novela Anónimo, un escritor sin nombre resultó finalista en el Premio Herralde de Novela, también de Anagrama, 2005.